Dieta post vacacional: ¡Vuelve a tu rutina con ganas!
Las vacaciones son un período para desconectar totalmente de nuestras rutinas y eso es muy beneficioso. La dieta es la primera que cambia, en mayor o menor medida, por diferentes causas y, cuando volvemos de nuestros días de descanso, debemos retomarla sin agobios y con tranquilidad. Lee cómo es la dieta post vacacional: ¡Vuelve a tu rutina con ganas!
¿Qué significan los días de vacaciones? Son días absolutamente diferentes a las rutinas durante el año, días de descanso, días reset, días de mayor ocio… en resumen, días diferentes. Por ende, la dieta cambia, porque cambian nuestros horarios, nuestros entrenamientos, los lugares donde comemos y los alimentos que solo encontramos en verano. Es lógico y normal entender que, al volver, tenemos que readaptar nuestra dieta, nuestros horarios, nuestras ingestas y el tiempo dedicado a la cocina.
- Empiezas a madrugar: por lo que es probable que, al no dormir hasta más tarde, haya una comida o dos más: el desayuno y la media mañana. Intenta componer tus comidas de la mañana con una pieza de fruta, una ración de proteínas y alimentos ricos en fibra para aumentar la saciedad y aguantar cómodos hasta la hora de la comida.
No te obligues a comer, si eres de los que se levanta y no es capaz de probar bocado, bebe algo de líquidos para rehidratar el cuerpo después del ayuno nocturno y llévate algo al trabajo o clases para cuando se te abra el apetito. Desde piezas de fruta con bocadillos saludables hasta batidos variados y proteicos para los menos hambrientos. Tienes opciones variadas y equilibradas aquí.
- Comes fuera o de tupper. El llevarte la comida al trabajo o comer fuera de casa no siempre es sinónimo de comer mal. Los tuppers incluso nos pueden ayudar a medir las raciones de alimento que incluimos ya que, “no podemos pasarnos”. Lo importante será equilibrar, no el peso total de la comida, sino de cada tipo de alimentos. La gracia o el truco está en hacer un espacio para las carnes, pescados o huevos, un espacio para de verduras/legumbres o cereales y una pequeña porción de grasas que podría ser, desde el aceite de oliva para aderezar, hasta el aguacate o los frutos secos para acompañar.
Si comes en restaurantes o bares, trata de elegir platos equilibrados y no comer de capricho. Busca opciones que contengan carnes, pescados y huevos combinados con ensaladas, verduras, legumbres u hortalizas y, a su vez, no repitas siempre lo mismo, varía en la medida de lo posible. Siempre hay elecciones saludables fuera de casa.
- Meriendas y medias mañanas. El gusanillo se nos despierta antes ya que tenemos mayor actividad y nuestro cuerpo tiene un gasto energético mayor. No nos dejemos llevar por la facilidad de las máquinas expendedoras o dulces, tienes que ver estas pequeñas ingestas tan importantes como las comidas principales.
Aprovecha para comer alimentos que no incluyes en las otras comidas, como frutos secos, semillas, yogures, frutas… son fáciles de llevar y tienes una gran variedad para no repetir a lo largo de la semana. No tienes excusa, los helados y la cervecita terracera ya se han acabado 😛
- Cena. Llegas a casa cansad@, después de tus quehaceres y tus entrenamientos. Es normal que no tengas ganas de meterte en la cocina y te arrastres a lo primero que se pueda comer y que no se tenga que preparar. Los trucos ya los sabes: preparar la comida para tenerla lista a la noche, cosa que también requiere de un tiempo que no encuentras. Pues bien, algunos trucos para componer un plato saludable (y apto para una cena y un sueño cómodo) serían opciones como:
- Prepara verduras o ensaladas para un par de días. Hazte verduras para más de un día, cerradas en la nevera o congeladas, te aguantarán perfectamente, eso sí, no congeles la patata o te comerás algo parecido a una esponja. Para las ensaladas, deja las hojas y brotes lavados y cortados. Tardarás 5 minutos en pelar y cortar zanahoria, tomate, pepino… u otros vegetales que no puedes dejar cortados previamente.
- Ten en la nevera preparados tuppers de arroz integral, quinoa o pasta para unos días. Tan solo tendrás que agregar la cantidad adecuada para ti.
- La parte proteica tiene sus trucos también. Tener huevos cocidos en la nevera te salva de un apuro, al igual que utilizar latas de atún al natural para algunas ensaladas a la semana. Puedes tener pechugas de pollo cocinadas con especias para un par de días, al igual que los pescados. No sobrepases estos días de refrigeración. Si tienes un buen congelador, puedes cocinar mayor cantidad y congelarlo.
- Horarios: Intenta mantener los horarios adecuados a tus horas de sueño. Es cierto que en verano cenamos más tarde, pero hacerlo fuera de las vacaciones comportará que retrases tu hora de acostarte y en consecuencia, duermas menos y peor. Lo ideal es ir a descansar habiendo comido una cena ligera, nutritiva y temprana.
Por otro lado, cualquier retraso de tus comidas hará que las siguientes también lo hagan y pierdas un poco más el control. Si no tienes hambre, en muchas ocasiones es porque la comida anterior ha sido un poco más calórica de lo que necesitábamos. Ves encontrando tu equilibrio.
Y recuerda que la vuelta a la rutina debe ser gradual, sin estrés y con calma ya que venimos de esos días en los que hemos conseguido esa paz ¡no la pierdas tan rápido!
Encuentra tu equilibrio.
Si te ha gustado este artículo, seguro que te parece interesante ¿Cuántas horas debo dormir?