Se nos olvida que nuestro organismo es una máquina casi perfecta y que necesita cuidados para poder potenciar sus fortalezas, tanto físicas como mentales. La etimología de la palabra calistenia es del griego «καλλος» (kallos) belleza y «σθενος» (sthenos) fortaleza. 

Muchísimas culturas han entrenado a sus guerreros y soldados con estos ejercicios, preparando sus cuerpos para el movimiento más eficiente. Actualmente sigue siendo una disciplina básica para cualquiera que desee una musculación eficaz, perfecta y funcional. Sigue leyendo para saber el por qué.

Observad a una persona realizando ejercicios de este tipo: es una absoluta combinación de equilibrio y fuerza que dan como resultado un movimiento suave, incluso deslizante, del cuerpo en contrapeso por pequeños puntos de apoyo. La calistenia trabaja con el propio peso corporal a través de ejercicios que implican diferentes grupos musculares, alcanzando un nivel de resistencia muy elevado. 

La diferencia y ventaja que tiene este entrenamiento frente al común en un gimnasio, con cargas, es que la calistenia aporta un control absoluto del cuerpo, de ahí su gran funcionalidad. 

Esto se debe a que es una manera de producir una tensión mecánica a la musculatura, mucho más completa, es decir, alcanza el estímulo de más fibras musculares y, por ende, los beneficios son mayores ¿Por qué? Porque siempre se implican varios grupos de músculos estimulando todos los tipos de fibras, a diferencia de entrenamientos de fuerza en máquinas de gimnasio o cargas tipo mancuernas que pueden ser mucho más sencillos.  

Las fibras musculares son las siguientes y, fíjate, todas ellas están implicadas en esta disciplina:

• Fibras tipo I, de contracción lenta o rojas: son las fibras musculares que se utilizan en el trabajo aeróbico, es decir, el cardiovascular. En calistenia observamos este trabajo cuando el número de repeticiones es elevado, como en saltos, sentadillas, estocadas…

• Fibras tipo IIB, de contracción rápida o blancas: aquellas implicadas en los ejercicios anaeróbicos, de fuerza como los de alta intensidad y corta duración, como los conocidos pull ups o push ups y sus muchas variantes (en principiantes) y otros mucho más complejos como diversos tipos de planchas (frontal planche, maltese planche, straddle planche…).

• Fibras tipo IIA o de contracción intermedia: las cuales son un término medio de las otras y también son estimuladas en el gran abanico de ejercicios dinámicos donde se emplea fuerza y resistencia, tales como los diferentes pull over, giants o molinos, swing 360, entre otros. 

Es posible que la veas bastante complicada, pero recuerda que hay una gran variedad de ejercicios para ir progresando y adquiriendo las habilidades y fuerza necesarias que, con constancia, es posible adquirir. Además, el estancamiento es menor y mayor su progreso, por el tipo de estímulos anteriormente comentados: mayor número y tipo de fibras estimuladas es igual a un mayor beneficio muscular. 

El hecho de unificar esfuerzo aeróbico, ejercicios propioceptivos (equilibrio, control, orientación espacial…) y de fuerza hace que tus sesiones sean más cansadas o extenuantes, pero también más efectivas y cortas. 

Y no menos importante el trabajo mental en este ámbito. Es normal que al principio se tenga que ejercer un gran esfuerzo cognitivo en la ejecución de los ejercicios, pues se está aprendiendo la técnica, algo realmente importante. La memoria será primordial, pues será necesario mantener la atención y ser conscientes del movimiento, a diferencia de una máquina que guía nuestro cuerpo. No te preocupes, pues finalmente se automatizará y serás capaz de centrarte mentalmente en la resistencia, y emplear atención plena en lo que haces. 

Como puedes ver, tienes a tu disposición la versatilidad de ejercicios alternativos a un gimnasio o bien, ideales para combinar con tus entrenamientos y deportes preferidos. Con ello conseguirás reforzar y perfeccionar tu fortaleza y agilidad.

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