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Vigorexia o dismorfia muscular: cuando nunca es suficiente

La vigorexia o dismorfia muscular no empieza en el gimnasio, sino en el espejo. Este trastorno de la percepción de la imagen corporal comparte su raíz con la anorexia nerviosa: una lucha interna contra una imagen distorsionada de uno mismo. Los cánones sociales moldean este tipo de patologías: mientras las mujeres suelen estar presionadas por ser delgadas, los hombres enfrentan la exigencia de ser musculosos y fuertes. Estas expectativas sociales opuestas conducen a conductas igualmente destructivas. Al final, ambos trastornos son reflejo de una misma batalla: la imposibilidad de aceptarse tal y como uno es.
Las tendencias en el físico cambian con el tiempo y, con ello, un mayor número de mujeres padecen o padecerán vigorexia.

Definición de vigorexia

Los términos que dan nombre a esta patología son vigorexia, dismorfia muscular (DM), anorexia inversa, complejo de Adonis, o Trastorno Dismórfico Muscular (TDM). El hombre o la mujer se obsesiona con tener una gran musculatura modificando, de manera extremista, su dieta, hábitos y entrenamientos.

Se diferencia de alguien que cuida su físico en que la persona con DM tiene una creencia patológica de que su cuerpo nunca está suficientemente musculado, aunque no coincida con la realidad.

La gran mayoría de personas que padecen vigorexia o DM no son conscientes de esta enfermedad y, de hecho, esto es un obstáculo para la recuperación ¿por qué? Las personas que tienen una mayor introspección reconocen que lo que perciben realmente no es cierto, más allá de que sigan buscando, obsesivamente, el cuerpo perfecto. Al ser conscientes de que hay una obsesión que los condiciona, son más capaces de enfrentar la situación.

Una enfermedad de nuestros tiempos

Los primeros casos de dismorfia muscular aparecieron en el 1993, época dorada de los anabolizantes en culturistas, sobre todo en Europa del Este y los Estados Unidos. Se realizó una investigación sobre los efectos psicológicos de los anabolizantes y se puso de manifiesto la obsesión por la hipertrofia muscular, definiéndolo como “psicosis de los culturistas”. A partir de aquí, se observa con mayor atención y se reúnen las características clínicas que luego nos han servido para la actual diagnosis establecida en el Manual de Trastornos Mentales (DSM-5).

Las causas de la vigorexia

No existe una única causa para desarrollar vigorexia o DM, sino más bien un conjunto de elementos tanto desencadenantes como mantenedores que dan lugar a que la persona persista en esta búsqueda patológica del cuerpo perfecto. Os lo detallo en una tabla muy interesante:

Causa Descripción Dato Curioso
Factores biológicos y genéticos Predisposición genética a trastornos como el obsesivo-compulsivo o la depresión, que aumentan la vulnerabilidad. Algunos estudios asocian la vigorexia con alteraciones similares al TOC.
Presiones culturales y sociales Idealización del cuerpo musculoso en hombres, reforzada por TV, redes sociales, medios de comunicación en general y el entorno deportivo. En los años 90, la figura masculina en juguetes como G.I. Joe se volvió más musculosa.
Uso de sustancias Consumo de esteroides anabólicos, que puede ser tanto causa como consecuencia del trastorno. El 25-30% de quienes usan esteroides sufren efectos secundarios psicológicos graves.
Factores psicológicos Baja autoestima, perfeccionismo e insatisfacción corporal, influenciados por estándares sociales irreales. Las redes sociales han incrementado los casos al exponer estándares físicos inalcanzables.
Factores conductuales Rutinas excesivas de ejercicio y alimentación, motivadas por la búsqueda de aprobación social. Las rutinas extremas pueden derivar en lesiones o agotamiento físico crónico.
Experiencias traumáticas y refuerzos Comentarios negativos o bullying del pasado relacionados con el cuerpo, junto con la validación social, perpetúan el problema. Más del 30% de los adolescentes con vigorexia han sufrido bullying en la infancia.

¿Tengo vigorexia?

Como comentamos anteriormente, el ser consciente de nuestros comportamientos es crucial para mantenernos en terreno mentalmente saludable. Aquellas personas que entrenan y trabajan la hipertrofia, deben protegerse a sí mismos manteniéndose en una zona segura y saludable. Te animo a que prestes atención a estas señales y reflexiones sobre cómo te sientes y actúas respecto a tu cuerpo:

  • ¿Te preocupa excesivamente tu cuerpo? 
    ¿Sientes que hay defectos en tu físico que solo tú notas, pero que los demás no perciben o consideran insignificantes? Si estás constantemente insatisfecho/a con tu musculatura o apariencia física, esto podría ser una señal importante.
  • ¿Te comparas constantemente con otras personas?
    ¿Pasas mucho tiempo mirando famosos, modelos o personas en redes sociales, sintiéndote insuficiente en comparación? Esta comparación constante puede aumentar la ansiedad y reforzar una percepción negativa de ti mismo.
  • ¿Realizas conductas repetitivas relacionadas con tu imagen?
    ¿Te miras en el espejo varias veces al día para observar tu físico? ¿Evitas citas o encuentros por sentir que tu cuerpo no está como quisieras? ¿Disminuye tu apetito sexual si no te sientes perfecto/a físicamente? Esto es un claro signo de obsesión que te perjudica mental y físicamente.
  • ¿Afecta tu vida diaria?
    Modificas o evitas situaciones que entorpezcan tus horas de entrenamiento o comidas como horarios laborables y ocio. Esto podría ser un indicio de que tu preocupación ha cruzado un límite saludable.
  • ¿Consumes muchos suplementos o sustancias para cambiar tu cuerpo?
    Si bien la suplementación es una ayuda para complementar la dieta, su uso desmesurado es una señal de alerta. También, los esteroides anabólicos para aumentar la hipertrofia suelen estar presentes en personas con vigorexia y estos son adictivos y dañinos.
  • ¿Ocultas partes de tu cuerpo que no te agradan?
    Este comportamiento, sumado a una constante búsqueda de aprobación externa, puede ser una señal de alerta.

¿Qué hacer?

Si has respondido “sí” en varios puntos, quizá deberías reconocer que te preocupa demasiado o de un modo anormal, tu físico y la aprobación social. Es bueno cuidarse y mantenernos sanos física y psicológicamente, pero cruzar ciertos límites a veces es más fácil de lo que nos imaginamos.

Lo más importante es no juzgarte a ti mismo/a y buscar ayuda profesional. Un psicólogo especializado en trastornos de la imagen corporal puede orientarte para trabajar en la raíz de estas preocupaciones.

Me gustaría que siguieras cuidando de tu mente y cuerpo leyendo  Adicción al ejercicio físico: cuando el deporte se convierte en una obsesión.


Laura Casas
Dietista y técnico acondicionamiento físico-deportivo,
musculación y entrenamiento personal del equipo de Ana María Lajusticia®

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