El origen del atletismo: la Grecia antigua
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El origen del atletismo: la Grecia antigua

Hoy te contamos el origen del atletismo en la Grecia antigua. Sí, Grecia también fue la cuna del atletismo en la historia, como tantas otras cosas y aquí seguimos como hace más de 2.800 años, compitiendo por correr, pero con más facilidades.

¿Facilidades? Las justas para ellos. Más allá de la pasión por correr, había un gran espectáculo y premio. Sin geles, ni zapatillas extra cómodas, corrían como Dios los trajo al mundo. 

Sigue leyendo que te lo contamos…

Sin duda es la práctica deportiva más antigua del ser humano, correr y correr, con un anhelo irrefrenable de superación. Casi un instinto primitivo que acontece en los momentos de necesidad de movimiento, de huida. Corremos desde hace 2 millones de años, cuando nuestros antepasados evolucionaron hasta conseguir la anatomía y la resistencia para desplazarse con velocidad. La pelvis fue adaptándose cada vez más para conseguir estabilidad, equilibrio y efectividad en la carrera.

Pero si corremos desde que somos capaces, no fue hasta el 776 a.C, en la República Helénica, cuando correr se convirtió en parte de los Juegos Olímpicos de Grecia, en honor a Zeus. Como decíamos antes, no es nada comparable con las actuales pruebas que conocemos. Si ahora es un honor superarlas con las mejores marcas, en la Grecia antigua era un deporte de gran reputación y ser un runner en esos tiempos era de los más prestigioso. Tal era la importancia de estos eventos que, durante su celebración, se declaraba la suspensión de cualquier batalla para asegurar que todo iría bien, se proclamaba una ekecheiria.

No solo el honor y el prestigio eran la motivación de correr, los griegos rendían homenaje a sus dioses, valoraban la salud física y mental pues significaba educación, buenos valores y ciudadanos civilizados.

Así que, sin ni una sola prenda en el cuerpo, los corredores realizaban una prueba de velocidad de unos 190m dentro del stadion y donde el ganador prendía la llama olímpica que quedaba los cuatro años encendida, hasta los siguientes Juegos Olímpicos. 

Las pruebas fueron evolucionando y aumentando notablemente los recorridos, como los diaulios, donde se recorría el doble que en las primeras, portando armas como preparación para las guerras. 

Pero si querías participar, tenías que cumplir ciertos requisitos: ser hombre, sin antecedentes, entrenar casi todo el año y con una puntualidad excelente.

¿Y las mujeres? A diferencia del mundo jonio, las mujeres espartanas recibían duros entrenamientos, aunque no pudieran ni participar ni ver las competiciones masculinas. Pero eso no hacía que se quedaran sin emociones, ellas competían en los Juegos Hereos, en honor a Hera. Se valoraba mucho la forma física de la mujer, más que la intelectual. Las corredoras se repartían en 3 grupos, según edad siendo las más jóvenes las que corrían primeramente y, como mucho, llevaban una túnica corta, llevando descalzos sus pies. 

Nuestra naturaleza habla por sí sola, hacemos deporte y pasión aquello que está en nuestro instinto, lo potenciamos y lo hacemos algo más que la simple acción de correr y queda más que demostrado en nuestro pasado, presente y probablemente futuro.

En los Juegos Olímpicos, no se corona a los más hermosos ni a los más fuertes, sino a los que compiten. También en la vida, los que actúan rectamente son quienes alcanzan el premio.

Aristóteles

Si te ha parecido interesante esta pincelada histórica, te recomiendo Necesidad de movimiento: la relación del deporte y el bienestar físico y mental. 

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