Necesidad de movimiento: la relación entre el deporte y el bienestar físico y mental
El cuerpo humano, a nivel mental y físico, está hecho para el movimiento, la base de la supervivencia en animales. Aun siendo los humanos los más evolucionados, es una necesidad inherente a nosotros: necesitamos la actividad física para un completo bienestar. Es por eso, por lo que existe una estrecha relación entre el deporte y el bienestar físico y mental.
El avance tecnológico ha provocado un sedentarismo o una menor actividad física en diferentes sentidos: máquinas que realizan trabajos que antes eran manuales, mayor acceso a medios de transporte que usamos en recorridos perfectamente alcanzables a pie, mayor número de empleos sentados, etc. y, en general, toda una gran sustitución del movimiento incrementando el sedentarismo. Incluso en el ocio, las actividades al aire libre se han sustituido por actividades de soporte digital.
No lo normalices ¡estar quieto NO es natural!
Increíble la máquina que es el cuerpo humano. Una superestructura funcional compuesta por sistemas interconectados con un mismo objetivo: sobrevivir adaptándose al entorno. Para ello, existe la necesidad del movimiento. El organismo está diseñado para esto, por eso, casi todos nuestros sistemas se basan en conseguir ese trabajo muscular, aportando energía, oxígeno y eliminando aquello que no es necesario.
¿Qué ocurre si no nos movemos? Estamos obviando una función primordial, aquella acción para la que estamos hechos, quedando todos nuestros aparatos y sistemas sin su trabajo principal y esto, lógicamente, trae consecuencias.
Actualmente podemos conseguirlo todo sin esfuerzo físico y, por eso, el deporte aporta actividad y esa puesta en marcha física y mental de nuestro organismo, al completo. Al realizar aquello para lo que estamos hechos (recoger información del entorno, análisis de las situaciones, respuestas físicas a través de nuestra contracción muscular, etc.) se generan una serie de hormonas que producen bienestar físico y mental. Esta sucesión de acciones ocurre con el deporte, cualquiera que sea, e imita la forma de vida natural de la persona, aportando aquello que nos falta. Estas encantadoras hormonas son:
- La famosa serotonina: la gran influyente en nuestro estado de ánimo, nos aporta calidad de sueño, calma y bienestar. Al regular los estados de ansiedad, ayuda a controlar las conductas impulsivas, como comer sin hambre, la adicción al tabaco, el nerviosismo…
- La intrépida dopamina: la hormona más adictiva, la que nos aporta placer y nos vincula a aquello que lo ha provocado. Se sintetiza tras la actividad física, creando un vínculo entre deporte-bienestar, que nos ayuda a mantener la motivación.
- Las eufóricas endorfinas: no solo alegría y felicidad aportan estas mensajeras, sino que son capaces de ayudar a atenuar el dolor y ser analgésicos naturales. La actividad física nos ayuda a sintetizarlas inmediatamente después de practicarla y nuestro cuerpo las recuerda con cariño, aumentando la motivación para volver a ejercitarnos.
A veces cuesta empezar, pues podemos iniciar un poco desmotivados. Los alimentos ricos en triptófano como huevos, leche, frutos secos, etc., ayudan a segregar serotonina. Una buena opción, es un suplemento rico en triptófano como el Triptófano con Magnesio + Vitamina B6. Con este combo conseguimos una mayor motivación, mejor descanso y recuperación.
¿Qué ocurre si somos sedentarios?
Más allá de la obesidad, hay una serie de consecuencias negativas derivadas del sedentarismo. Algunas de ellas serían la depresión, la hipertensión, una menor densidad ósea, menor porcentaje de masa muscular, menor calidad de vida, mayor riesgo cardiovascular, etc. La elevada prevalencia de sedentarismo en la actualidad ha de compensarse a través de un entrenamiento que ayude a nuestro organismo a encontrar su equilibrio natural.
Sabemos la poca disponibilidad horaria que en algunas etapas de la vida tenemos: combinar el plano laboral, familiar, ocio… no es tarea fácil. Pero, en la medida de lo posible, tenemos que destinar un espacio para ello. No existe la actividad física ideal, elige aquella que va más contigo ya que, de esta manera, podrás mantenerla con motivación y, quien sabe, quizá te anima a practicar otras nuevas.
¡Verás como los efectos beneficiosos de la actividad física son prácticamente inmediatos y enormes!
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